Este fue el día más duro del viaje con diferencia, además de hacer un montón de kilómetros, unos 800 en un día, la temperatura en Death Valley es absolutamente inhumana, llegando a los 50 grados.

Por la mañana salimos pronto de Fresno y nos pusimos en carretera, tras unas cuantas horas de conducción entramos en el Parque Nacional de Death Valley, y el nombre es bien merecido, porque pasamos las de Caín. La temperatura empezó a subir desde los 40 grados a los 49, se desató una tormenta de arena que si me seguís en Snapchat veríais, no se veía absolutamente nada, y para colmo con tanta subida y el calor se nos calentó el coche y casi nos deja tirados, una odisea. Tras el mal trago logramos llegar a los dos puntos más turísticos del parque, la Artist Palette, una pared de piedras con diferentes tonalidades que parece la paleta de un pintor, y Badwater Basin, el lugar donde se ha registrado la temperatura más alta del planeta, 57 grados, ni más ni menos. Allí aparcamos el coche y anduvimos un rato por allí y respirar abrasaba los pulmones o al menos esa era la sensación que daba, yo me puse fatal - tolero muy muy muy mal el calor extremo - y creo que es una experiencia no recomendada para todos los públicos. Además en el parque no hay nada, ni bares, ni gasolineras... nada, así que es mejor ir con víveres para hacer la travesía.

Tras esto pusimos rumbo a Las Vegas donde haríamos noche antes de seguir por el resto de Parques.

Esta etapa creo que puede ser la más prescindible de lo que llevamos de ruta, pero yo al menos miré otras opciones, como el avión, y la verdad es que no se ganaba nada de tiempo y además salía bastante más caro, por eso decidí hacerlo así y no perderme nada.