Este día teníamos unos cuantos kilómetros por delante desde el hotel de Bryce hasta Monument Valley, así que nos pusimos en marcha temprano para que nos diera tiempo a hacer todo sin prisas.

Esa noche íbamos a dormir en un hotel de Page, que pillaba de camino a Monument Valley y es el pueblo desde el que al día siguiente salía la visita a Antelope Canyon. En principio pensamos en parar allí, dejar las cosas en el hotel y ya seguir a Monument, pero al final preferimos hacerlo todo del tirón. Antes de llegar a Page, eso sí, paramos en Glen Canyon para ver su imponente presa desde el mirador que tienen habilitado.

Desde allí seguimos hacia Monument, muchos kilómetros y uno de los tramos que más pesado se nos hizo, más que nada porque la ida y la vuelta era por la misma carretera, cosa que no nos había pasado en todo el viaje. Además en esta etapa había varios cambios de hora, en Utah era una hora menos, en Page se volvía a adelantar pero en Monument a ser territorio navajo se volvía a retrasar, un caos para la planificación.

Antes de llegar a Monument comimos en Kayenta, casi el único sitio de todo el camino con restaurantes donde poder echarte algo a la boca, así que tened este dato en cuenta si ese día todavía no habéis comido. Después de comer hicimos los pocos kilómetros que quedaban hasta llegar a la entrada de Monument Valley. Esos últimos kilómetros si son entretenidos, con las típicas carreteras interminables de tierra rojiza que hemos visto en tantas películas.

La entrada de Monument no está incluida en el abono de Parques Nacionales, porque como he dicho antes, está gestionada por los Indios Navajos y se les paga a ellos los 20 dólares que cuesta entrar. Una vez allí nada más entrar nos encontramos con el centro de visitantes donde se ven las mejores vistas panorámicas del parque. Después de hacernos una idea del paisaje, hay que coger el coche y hacer la ruta circular por él. En este parque no pasa como en otros, que coges los autobuses y te olvidas del coche, en este caso tu mismo conduces tu coche por los senderos habilitados y vas haciendo la ruta con las paradas que vayas queriendo. Sobre el paisaje, pues que decir, el típico de las películas del oeste o del mítico anuncio de Malboro, un sitio imponente que hay que visitar si o si.

Después de la visita volvimos a Page, hicimos el check in en el hotel y salimos a dar una vuelta por el pueblo - que en realidad es una calle donde están todos los restaurantes y los locales de los distintos tours para ver Antelope Canyon - y cenar. Ese día cenamos de maravilla en un restaurante mejicano regentado por auténticos mejicanos en el que estaba todo delicioso, se llamaba El Tapatio.